“A río revuelto, ganancia de pescadores”, dice el conocido dicho. Sin embargo, lo que se tiene que hacer es definir quiénes son esos pescadores, según la ocasión. En el río turbulento de nuestra difícil coyuntura, es evidente que “ganan” los que se dicen de oposición, los outsiders, los extremistas, los anti-sistema y los que quieren ganar reflectores.
Sin embargo, este descontrol también ha generado nuevos ganadores, difíciles de percibir, que bien podríamos llamar “pasa piola”. ¿Quiénes son? Son aquellos funcionarios públicos que, camuflados en el ruido, no cumplen su cabalmente su trabajo; no ejecutan la inversión que deben y no realizan las reformas que se requieren. El contexto les viene bien, ya sea porque lo aprovechan para entornillarse en sus cargos, o porque les permite evadir iniciativas y cambios con los que no están de acuerdo.
Analicemos, en primer lugar, la ejecución presupuestal dos sectores críticos: Salud y Educación. En agosto de este año, la ejecución presupuestal general del Ministerio de Salud (MINSA) no alcanzaba el 15%. La del Ministerio de Educación (MINEDU) raspaba el 30%. A Noviembre, según la página de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, el panorama ciertamente, es igual de magro.
El avance del MINSA en inversión pública no supera el 42% y en infraestructura y equipamiento para salud colectiva no llega al 33%. Sin embargo, paradójicamente, la ejecución que no se detiene es aquella en maestrías, diplomados y otras capacitaciones para los funcionarios del sector, que hasta noviembre superaba el 92% (más de 530 millones de soles). El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas – INEN, por ejemplo, solo ha ejecutado el 27% de su presupuesto de inversión.
En Educación las cifras generales también son críticas. El avance en inversión pública llega solo al 65% y en comparación al 2016, encontramos que la ejecución es menor en absolutamente en todos los rubros. La inversión en educación primaria, por ejemplo, se redujo en 26% y la inversión en educación superior en 23% con respecto al año anterior.
En segundo lugar, veamos los temas de fondo. En Educación, por ejemplo, se dejó pendiente la renovación y mejora del Programa Beca 18. Se dejó en silencio la reforma de la malla curricular para que incluya contenidos que promuevan la equidad de género. Pero quizás lo más grave es que después de la huelga que protagonizaron los docentes en diversas regiones, las evaluaciones siguen suspendidas debido a una supuesta revisión de la metodología, sin algún plazo concreto en el cual se rinda cuentas sobre este punto.
En el sector Salud el tema es igual de crítico. Se abandonó la reforma y mejora del sistema de compra y evaluación de medicamentos. La necesidad de reforzar la rectoría del Ministerio de Salud en las regiones sigue siendo una buena idea sin ningún viso de concreción. El intercambio prestacional, obligatorio por ley y prioritario para darle más oportunidades de atención a nuestros pacientes, no funciona. Y finalmente, nada se ha hecho para reformar el trabajo de los médicos del Estado, de modo que utilicen obligatoriamente guías de prácticas clínicas, protocolos predecibles de atención y cumplan sus horarios de trabajo.
Lamentablemente, querido lector, lo que viene ocurriendo en estos sectores clave, ocurre también en otros ámbitos del gobierno. Y aunque no se busca responsabilizar a personas en particular, es necesario echar luz sobre esta realidad porque el desarrollo de nuestros niños y jóvenes depende principalmente del trabajo eficaz y eficiente de estos Ministerios.
La prensa, los políticos y nosotros mismos estamos tan saturados de PPKs, Keikos, Fiscales, Baratas y vacancias, que olvidamos por completo pensar en las bases del desarrollo sostenible del país. Y lo cierto es que si esta crisis no pasa rápido, nadie gana, todos perderemos tarde o temprano, hasta aquellos funcionarios “pasa piola” que aún sobreviven en la penumbra.
Jose Ignacio Beteta Bazan